La naturaleza de Al Qaeda puede entenderse en términos profanos: Tratando de subvertir el orden político ha pretendido ser vanguardia revolucionaria de las masas musulmanas. Es en esos parámetros en los que tendríamos que analizar su éxito o fracaso.
Desde 2001 ningún gobierno de entre los países mayoritariamente musulmanes ha sucumbido a una revolución o a una insurgencia que haya colocado en el poder a un gobierno que comparta el ideario político de Al Qaeda. Desde 2001 no se ha vuelto a repetir un atentado espectacular y masivo como el 11-S. El derrumbe del World Trade Center de Nueva York pareció inagurar una nueva era de megaterrorismo pero los acontecimientos que siguieron distaron de ser los esperados por los planificadores de los atentados.
EE.UU. ciertamente invadió Afganistán para quedarse empantado pero el régimen talibán se derrumbó inesperadamente privando a Al Qaeda de sus bases de entrenamiento y obligando a su núcleo principal a vivir en la clandestinidad en las áreas tribales de Pakistán. A partir de ahí, de forma deliberada o no, la organización se vio obligada a evolucionar en su estructura hacia un modelo distribuido en el que el núcleo central se limita a establecer las directrices estratégicas y son los nodos locales con sus propios recursos los que comenten atentados. A cambio, los grupos locales obtienen el privilegio de adoptar el nombre de la organización global en un modelo de «terrorismo franquiciado».
En muchos casos ni siquiera existe un vínculo entre el núcleo central y las células terroristas. El adoctrinamiento y la información técnica para cometer los atentados se obtienen de Internet siguiendo el modelo de «resistencia sin líderes» que preconizaba Mustafá Setmarian alias Abu Musab al Suri. Los campos de entrenamiento se sustituyeron por material de fuentes abiertas (véase también a John Robb al respecto).
La incapacidad del núcleo central de organizar grandes operaciones ante la presión a la que ha estado sometida quedó compensada en el nuevo modelo de organización por la facilidad de las células para escapar el escrutinio de las fuerzas de seguridad occidentales. Sin embargo las células pequeñas y los terroristas solitarios aficionados han mostrado sus limitaciones.
En el 11-M un error en la concepción de los artefactos con teléfonos móviles permitió rastrear el origen de los aparatos. Tras los atentados del 7-J en Londres un segundo grupo trató de cometer una nueva cadena de atentados en Londres fallándoles los explosivos. El Reino Unido disfrutó de la inoperancia de los terroristas varias veces más: Dos coche bombas fueron descubiertos antes de que estallaran el 29 de junio de 2007 al levantar sospechas en Londres y al día siguiente un terrorista fue incapaz de estrellar un coche bomba en el interior del aeropuerto de Glasgow.
Richard Reid, el «terrorista del zapato», fue descubierto por una azafata y reducido por los pasajeros al intentar detonar una carga explosiva en la suela de sus zapatos. Cinco años pasaron hasta un nuevo intento de atentado en aviones de pasajeros en 2006. El plan fue desarticulado en el Reino Unido. El intento del pasado día 25 de diciembre se saldó con el terrorista con quemaduras severas al no conseguir que la pentrita escondida en sus calzoncillos detonara. En vez de eso el material explosivo ardió.
Donde Al Qaeda, sus aliados y sus seguidores han alcanzado enorme letalidad ha sido en suelo musulmán. Atentados en Estambul o Ammán dirigidos contra sedes consulares, edificios de negocios y templos frecuentados por judíos de las comunidades locales y extranjeros provocaron casi 120 muertos, la inmensa mayoría musulmanes. La cuenta de víctimas mortales en atentados terroristas en Iraq, Afganistán y Pakistán cometidos por grupos afiliados o aliados a Al Qaeda donde el 100% de las víctimas fueron musulmanas sería interminable pero ayudaría a completar la perspectiva.
Donde Al Qaeda se juega su futuro es en los países musulmanes y su legitimidad ha retrocedido por más que se quiera presentar la imagen de que «faltan voces musulmanas que condene la violencia». Hay dentro de los islamistas un debate ignorado en Occidente sobre los límites de la yihad global que la devuelven a sus inicios con Abudlá Azzam y que en los próximos años podría dar resultados sorprendentes. Y podría añadirse una posible crisis en el pensamiento estratégico del movimiento.
El reciente intento de atentado contra un vuelo de pasajeros entre Amsterdam y Detroit es el reflejo de una debilidad y marca el camino sangriento y brutal hacia la irrelevancia de Al Qaeda.
Hola. ¿Qué te apasado en el hombro? Espero que no sea nada grave. Aprovecha para leer.
Sobre escrito delirantes leete algunos de los panfletos de mayo del 68 y alucinarás. Supongo que en realidad muchos de los panfletos de Al Qaeda son parecidos. En el 68 las masas obreras se iban a levantar en revelión contra el capitalismo y Al Qaeda dice que lo van a hacer las masas musulmanas.
Todo terrorismo surje de la frustración. Ellos se creen que han descubierto la verdad. Luego la predican. La gente no les hace ni puto caso. Se frustran. Y reaccionan violentamente.
Pero la frustración marxista dio lugar a 70 años de dictadura en la URSS y algunos paises aún no se han liberado de ella. No permitamos que pase lo mismo con los yijadistas. No hay que permitir bajo ningún concepto que se apoderen de un estado.
Hace un par de días leí un artículo sobre el creciente interés de la diplomacia internacional sobre este país.
De todos es sabido que el islamismo radical es un mal que no se limita a los países que toman interés para los medios de comunicación sino en general a todos los países islámicos.
Seria interesante desmembrar por que este interés creciente por el Yemen y si influye su situación estratégica, que da acceso a la zona del cuerno de África, para las potencias mundiales.
Es sabido que China tiene acuerdos económicos con Yemen tal vez estemos hablando de una nueva pieza en la política internacional.
Gracias
Sobre el terrorismo de ultraizquierda de los 70 y cómo con los ojos actuales resulta terrible y absurdo véase el capítulo dedicado por Josep Ramoneda en «Después de la pasión política».
Sobre Al Qaeda como un movimiento «revolucionario» equiparable al leninismo, por ejemplo, véase «Al Qaeda y lo que significa ser moderno» de John Gray.
Yemen nunca ha dejado de ser un país estratégico por su situación geográfica y su concidión de patio trasero de Arabia Saudita. Después de su fracaso en Iraq y Arabia Saudita no es de extrañar que Al Qaeda haya puesto sus ojos en Yemen, un estado débil azotado por varios conflictos.