Intermón Oxfam ha lanzado una campaña pidiendo medidas de control del comercio internacional de armas. La campaña dispone de una página web propia, un buen número de informes y una línea propia de merchandising.
Será un síntoma de hacerme viejo. Pero cada día me siento más escéptico sobre las campañas del tipo «Pobreza Cero». No ya por el evidente hecho de la ineficacia de este tipo de campañas en resolver problema alguno, sino porque me resulta llamativa la ingenuidad de quienes las lanzan. Supongo que mantener una estructura burocrática requiere esta clase de justificación.
En este caso hablamos de una cuestión que tenía sentido en los tiempos de la Guerra Fría. Los gobiernos o guerrillas se suministraban acudiendo a una de las superpotencias o alguno de sus aliados. Al menos en los países democráticos la presión ciudadana tenía posibilidades de funcionar. Incluso hubo gobiernos que se negaron a suministrar armas a terceros países, con el imprevisto efecto de obligar a países como Irán, Israel, Chile y Sudáfrica a desarrollar su propia industria armamentística para poder ser autosuficientes.
Este tipo de campañas contra el comercio de armas falla en varias cosas. Sólo tienen en cuenta el lado de la oferta, como si las guerras se produjeran por la existencia de armas. No hace falta recordar que el genocidio de Ruanda se llevó a cabo a machetazos. Las guerras más sangrietas no se nutren precisamente de armas procedentes de los países dispuestos a ofrecer transparencia en sus exportaciones militares. Lo decía el verano pasado en «La inevitable levedad del estado»:
Y sin embargo actualmente la globalización económica, las nuevas tecnologías y el desorden internacional tras la Guerra Fría hacen en muchos casos irrelevante al Estado.
En un primer paso milicias que controlan porciones remotas y ricas en recursos naturales de algún país acceden a los mercados internacionales negociando vía teléfono satélite. El suministro de réplicas serbias o bulgaras del Kalashnikov le llegan transportadas en An-12 o Il-76, aviones capaces de aterrizar en cualquier lado, pertenecientes a algunas oscura compañía bielorrusa o ucraniana. Ya no es necesario el patronazgo de una súper-potencia (EE.UU., U.R.S.S., China) o un aliado suyo (Cuba, Siria, Libia, Sudáfrica) para subsistir. Los fondos los proporcionan la cocaína, el petróleo, las maderas de calidad, los diamantes y el opio procesado o no. En el peor de los casos si mantiene una reclamación de soberanía puede mantenerse vinculada a la diáspora, vía Internet y canales de TV satélite, de la que recibir aportaciones. En muchos casos las reclamaciones políticas quedan en segundo plano al convertirse la maquinaria de hacer dinero, y no el nuevo estado-nación soñado, en un objetivo en sí mismo por el que matar haciendo toda clase de atrocidades o morir. El desafío queda claro: ¿Cómo hacer que deponga las armas una guerrilla que controla el tramo local de la gran ruta de la coca o la heroína hacia EE.UU. o Europa? ¿Cómo hacer que un señor de la guerra que controla la zona diamantífera del país se siente a negociar con un gobierno que sólo controla la depauperada capital del país?
Dos recomendaciones: La película «El señor de la guerra» y el libro «Ilícito» de Moisés Naím.
No son tan ingenuas… mientras unos actúan sobre la oferta otros trabajan sobre la demanda. Como ocurrió en Sierrra Leona, donde la financiación de la guerrilla se vio fuertemente mermada, y por ende el nivel de violencia en el país, a causa del embargo internacional de esos diamantes sangrientos.
No será la solución definitiva pero como dicen en Cataluña: «de mica en mica s’omple la pica». Y esto parece algo más pragmático, ¿no?.
¿Y tú qué propones? ¿Qué se puede hacer? ¿Cuáles pueden ser actos, hechos o reivindicaciones más eficaces? Porque supongo y espero que tu escepticismo no vaya unido a resignación.
Seguro que tienes alguna idea…
¡Saludos!
todos aquellos sinatras de la guerra fria que se aproxima se veran en la necesidad de crear aliansas para concervacion de la especie humana la guerra no es el metodo mas apropiado para conseguir los ideales de comunistas y precidendes com ambre de poder EL PODER es como la espada tiene dos filos uno te protege el otro lo contrario porciertas rasones creeran que soy lunatico pero de ven ver los errores del pasado para recrear el mundo para cuando tomen conciencia sera demacido tarde
la jente son como las ratas asta que el barco se unde setiran
El tema del «qué hacer» lo he retomado en «Puertas a un mar de armas».